

Tener miedo a un cangrejo no encaja con nuestra personalidad, pero como se nos ponga una gamba por el medio, salimos despavoridos, con esas antenas tan largas, esos ojos saltones y esa actitud conspiradora. ¿A quién quieren derrocar? ¿Cuál es su sino? Si les pones gabardina parecen gánsteres, y ellas solas tienen forma de pistola... pues, arriba las manos.