Con los ojos vendados y los dedos índices metidos en las orejas, nos vemos privados de dos de los más importantes estímulos sensoriales. Nuestro futuro está en nuestras manos, nuestro gusto y nuestro olfato. ¿Seremos capaces de guiarnos sólo a través de ellos? El nuevo año que empieza nos lo dirá.