Si no
hace frío, pero llegan de segundo grado, nos descolocan, no sabemos por dónde
tirar. Los interrogantes nos llenan la cabeza y se nos amontonan las preguntas
que no sabemos responder. El camino se disgrega en un laberinto lleno de recovecos,
en donde es muy complicado hallar la salida. ¡Oh! Aquí está