Cuando somos pequeños nos da miedo, tememos perdernos por sus calles y que no nos encuentren. Más tarde cuando crecemos comienza a atraernos, su vitalidad de día, los lugares desconocidos de noche. Deseamos deambular por sus lúgubres calles, hasta que el sol nos diga que debemos volver a casa.

Nuevo vídeo de Ciencias Sociales / El urbanismo romano