foto ¡Yunkes!
¡Yunkes!
Con miles de martillazos al día en pleno pensamiento no se puede trabajar. Las ideas están dispersas, fuera de lo que habitualmente suele ser una recta línea de pensamiento. Sin embargo, esa falta de serenidad está compensada con una sobredosis de naturalidad. Pasamos el mal trago con un poquito de agua.


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